jueves, 5 de febrero de 2009

Bocazas

En este reino, la peña es muy bocazas en general y muy criticona en particular. Nos encanta criticar a los demás, sentando cátedra, tengamos o no idea de lo que está pasando o de lo que vaya el tema. Pero por si acaso, ahí lo dejamos. Y a uno le hace gracia hasta que le toca los huevos.

Pongámonos en el hipotético caso de que una crítica llega a tus oídos, de boca a oreja, pero con origen en la bocaza de un amigo. Y que dicha crítica ataca contra lo más sagrado de cada uno (familia, casa, religión, tu manera de conducir, el tamaño de tu pene, el color de tu pelo... ). Y para más inri, el amigo en cuestión ha dado numerosas pruebas de no tener ni puta idea de lo que es la vida en general, y del objeto de su crítica en particular (aunque esto último como todo, es subjetivo).

¿Que sucede entonces? Pues los huevos empiezan a sonar, levemente al principio.

Sigamos con la hipótesis de que uno es un tipo tranquilo, que suele pecar de persona reflexiva, poco dada a las reacciones impulsivas, y por eso cuando oyes ese leve tililar, antes de reaccionar, comienzas a darle vueltas a la cabeza, a buscar motivos, razones, excusas a fin de cuentas, de por qué un amigo diría eso a otra persona.
Pero finalmente se intuye, y aunque resulte desagradable se llega a una conclusión, que no gusta, que carece de pruebas fehacientes, pero que en tu fuero interno sabes que es verdad. Y es que el pobre es tonto, y no tiene ni idea de lo que dice, como demuestra en tantos aspectos de su vida (otra vez pruebas subjetivas, ¡vaya!). Y eso provoca que lo que era un leve campanillear de tus huevos, empiece a ser bastante molesto. Y te cabreas, y pataleas, y abres la boca con incredulidad, y sueltas perlitas del tipo ¿pero quien se ha creído? ¿como se atreve? ¿pero se ha mirado en un espejo? y cosas así.

Pero todo pasa, y cuando pasa, no se puede sentir más que pena por él y añoranza de los viejos tiempos.

¿Y que se hace entonces si ocurre este suceso totalmente hipotético? Pues amigos, no tengo ni idea, yo intentaría seguir como si nada, porque soy cobarde, y no me atrevo a decir o preguntar determinadas cosas a la cara. Pero sabiendo en el interior que nada será lo mismo.
¿En esto consiste hacerse mayor? ¿A esto se refieren cuando te cuentan, que cuando tus amigos empiezan a morir, eres viejo?

Y ya finalmente, ¿para que sirve escribir esto? Pues cada uno encuentra una justificación:
A unos les vale como cuando gritas a una cascada en un gran río, o al paso de un tren.

A otros a modo de psicoanálisis, alegando que al contárselo a alguien, aligeras algo de la carga que supone la pena.
Y otros dirán que al escribirlo se ordenan las ideas, se observan que las pruebas son subjetivas, y así templan los ánimos para evitar caer en la crítica fácil y terminar siendo un autentico bocazas.

3 comentarios:

  1. Recuerda cuando nos juntábamos todos hace tantos años... pillaba aquel que no estaba, y en algunos casos aún estando, se pillaba.

    La gente no cambia, se van puliendo sus bordes, afilando sus aristas, pero en esencia seguimos siendo los mismos.

    En mi opinión, lo mejor que se puede hacer es pasar de las cosas no importantes, como es lo que piensen los demás de uno... Como decía Alaska: "A quien le importa"...
    Y si te lo plantéas más folclóricamente, piensa así: "Que hablen, bien o mal, pero que hablen de tí". Lola Flores.

    Ánimo!!!

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  2. Anónimo13:26

    Gran reflexión querido Angusto

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  3. Anónimo20:46

    Al final las cosas caen por su propio peso...

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