El otro día salía del supermercado y vi a una chica con un bebe de pocos meses en el carro. Estaba sacando bastante ilusionada de la bolsa uno de esos coloridos biberones que se adquieren en los supermercados.
"mira lo que te ha comprado mamá" decía la pobre chica, el bebé apenas reaccionó, movía los brazos sin control como hacen la mayoría de seres de esa edad.
Esto me llevó a pensar, ¿para quien compramos las cosas? ¿para la persona regalada o para nosotros mismos? Quitando los típicos regalos que se hacen por obligación, los regalos hechos con ilusión, normalmente ilusionan más a quien los regala. Cuando me regalan algo a mi, esta sensación se multiplica, no por nada el amigo Vagnar me apodó caradepalo McKlow...
Entonces, si yo le regalo a mini-yo el castillo de playmobil, ¿a quien le hace más ilusión? a él, que ni sabía que existía dicho juguete, o a mi que lo he deseado desde que lo vi con 11 años en aquella vieja televisión Grundig.
Y en todo caso, ¿importa mucho?
Saludos .
"mira lo que te ha comprado mamá" decía la pobre chica, el bebé apenas reaccionó, movía los brazos sin control como hacen la mayoría de seres de esa edad.
Esto me llevó a pensar, ¿para quien compramos las cosas? ¿para la persona regalada o para nosotros mismos? Quitando los típicos regalos que se hacen por obligación, los regalos hechos con ilusión, normalmente ilusionan más a quien los regala. Cuando me regalan algo a mi, esta sensación se multiplica, no por nada el amigo Vagnar me apodó caradepalo McKlow...
Entonces, si yo le regalo a mini-yo el castillo de playmobil, ¿a quien le hace más ilusión? a él, que ni sabía que existía dicho juguete, o a mi que lo he deseado desde que lo vi con 11 años en aquella vieja televisión Grundig.
Y en todo caso, ¿importa mucho?
Saludos .