jueves, 11 de febrero de 2010

Esperanza

Hay temporadas que la vida, hablando mal y pronto, es un poco como una mierda. Vienen rachas de mala suerte, situaciones chungas, marrones, aburrimiento, se pierden cosas, sufres accidentes ridículos, se te encasquilla el arma cuando un hombre-lobo vampiro que lleva sin alimentarse 325 años, se dispone a abalanzarte sobre ti, vamos, las cosas típicas, que nos han pasado a todos alguna vez y que en ocasiones se ponen todas juntas, creando una sensación de pesar en tu estómago que no se va, por muchas coca colas que te tomes.

Menos mal que tengo mis paseos mañaneros al cole con miniyo
"Papa, cuando sea mayor quiero subir a los árboles para ver el mundo y acariciar los pájaros"