Imaginad!
Madrid, capital del reino, candidata a ser sede Olímpica, ciudad cosmopolita y multicultural. ¿ya? bien, seguid imaginando. Imaginad ahora la estación de autobuses, lugar de paso de miles de personas de diversa nacionalidad cada día. ¿ya? bien, usemos la imaginación a modo de cámara y hagamos un lento travelling hacia la cola de un autobús con destino a la costa del levante, donde varios pasajeros esperan su turno para enseñar su ticket, y así poder pasar a ocupar su asiento. En la susodicha cola, hay dos chicas, pálidas, muy rubias, jóvenes, guapas, aventureras, delgadas, vamos que no son de por aquí, por un emblema cosido en sus mochilas diremos que son canadienses, a las que por fin les llega el turno, mostrando al conductor sus billetes...
- Si, es aquí, dejad la mochilas por la otra parte y luego subís.
- Sorry? we don't under...
-Esto es España, y yo no tengo por qué hablar otro idioma....
Toma del frasco.
Afortunadamente, hay más gente que amablemente indican a las visitantes donde deben depositar sus mochilas.
Hagamos ahora un lapso temporal, digamos diez minutos, las mismas chicas, ya en su sitio, dentro del autobús, comienzan a prepararse un tentempié, despliegan las mesitas de los asientos, sacan una baguette, unos tomates cherry, un poco que queso camembert, vamos que no son de aquí, porque el mismo conductor amable de antes, las pilla antes de salir, y en un perfecto castellano, les dice que no se puede comer en el autobús, afortunadamente, el pasajero de detrás hace las veces de traductor simultaneo y se lo explica a las jóvenas.
Pero no termina aquí el incidente, pues cuando las chicas, al haber comprendido el mensaje, comienzan a guardar los alimentos, en sus bolsitas, nuestro querido conductor, les indica que no, que le den a él la comida, que la guarda en la nevera del bus, y que luego cuando lleguen a su destino, que le avisen que él amablemente se la devuelve. Así pues estas turistas accidentales, ojopláticas, al comprender lo que el pasajero del asiento de atrás les traduce avergonzado, se resignan y entre risas nerviosas, le dan a nuestro héroe los alimentos, que ya se tomarán a la salida...
Bueno, pues este es el final del ejercicio de imaginación, ahora se plantean varias preguntas:
¿Recibirán sus alimentos a la salida?
¿Volván estas turistas, a éste, nuestro querido reino, en un futuro?
¿Hablarán bien de éste, nuestro querido reino, a sus amig@s?
Supongamos por un momento, que caes en el error de comenzar a comerte tu bocata, antes de empezar el viaje, en lugar de cuando ya estás en camino, como haría cualquier habitante autóctono. Y supongamos, que como a nuestras pobres amigas, el conductor te pilla y te pide que le des tu bocata, que él te lo devuelve luego
¿Que harías tu, habitante de pleno derecho del reino de España?
Impresionante ¿a que si?
Madrid, capital del reino, candidata a ser sede Olímpica, ciudad cosmopolita y multicultural. ¿ya? bien, seguid imaginando. Imaginad ahora la estación de autobuses, lugar de paso de miles de personas de diversa nacionalidad cada día. ¿ya? bien, usemos la imaginación a modo de cámara y hagamos un lento travelling hacia la cola de un autobús con destino a la costa del levante, donde varios pasajeros esperan su turno para enseñar su ticket, y así poder pasar a ocupar su asiento. En la susodicha cola, hay dos chicas, pálidas, muy rubias, jóvenes, guapas, aventureras, delgadas, vamos que no son de por aquí, por un emblema cosido en sus mochilas diremos que son canadienses, a las que por fin les llega el turno, mostrando al conductor sus billetes...
- Si, es aquí, dejad la mochilas por la otra parte y luego subís.
- Sorry? we don't under...
-Esto es España, y yo no tengo por qué hablar otro idioma....
Toma del frasco.
Afortunadamente, hay más gente que amablemente indican a las visitantes donde deben depositar sus mochilas.
Hagamos ahora un lapso temporal, digamos diez minutos, las mismas chicas, ya en su sitio, dentro del autobús, comienzan a prepararse un tentempié, despliegan las mesitas de los asientos, sacan una baguette, unos tomates cherry, un poco que queso camembert, vamos que no son de aquí, porque el mismo conductor amable de antes, las pilla antes de salir, y en un perfecto castellano, les dice que no se puede comer en el autobús, afortunadamente, el pasajero de detrás hace las veces de traductor simultaneo y se lo explica a las jóvenas.
Pero no termina aquí el incidente, pues cuando las chicas, al haber comprendido el mensaje, comienzan a guardar los alimentos, en sus bolsitas, nuestro querido conductor, les indica que no, que le den a él la comida, que la guarda en la nevera del bus, y que luego cuando lleguen a su destino, que le avisen que él amablemente se la devuelve. Así pues estas turistas accidentales, ojopláticas, al comprender lo que el pasajero del asiento de atrás les traduce avergonzado, se resignan y entre risas nerviosas, le dan a nuestro héroe los alimentos, que ya se tomarán a la salida...
Bueno, pues este es el final del ejercicio de imaginación, ahora se plantean varias preguntas:
¿Recibirán sus alimentos a la salida?
¿Volván estas turistas, a éste, nuestro querido reino, en un futuro?
¿Hablarán bien de éste, nuestro querido reino, a sus amig@s?
Supongamos por un momento, que caes en el error de comenzar a comerte tu bocata, antes de empezar el viaje, en lugar de cuando ya estás en camino, como haría cualquier habitante autóctono. Y supongamos, que como a nuestras pobres amigas, el conductor te pilla y te pide que le des tu bocata, que él te lo devuelve luego
¿Que harías tu, habitante de pleno derecho del reino de España?
Impresionante ¿a que si?
Mas Krav Maga!!!!
ResponderEliminarEin!?
ResponderEliminarMe quedo con la frase del conductor, ese sí que es un español de pro. Que se jodan los guiris y aprendan el idioma, como nosotros aprendemos en suyo. Está bien ya de ser los bobos de europa y reivindicar el castellano como el tercer idioma más hablado del mundo. Viva España!!!!
ResponderEliminarAins, que a gusto me he quedado.
Por cierto, feliz regreso de Vacaciones, yo en semana y media me pillo las mias.
Un abrazo
Increíble. Me lo contasteis, lo leo, lo vuelvo a leer y es que aún no me lo puedo creer... Tomates, queso y sin anchoas del norte???!!!
ResponderEliminarAhora, que ya nos vale no avisar de estas costumbres en los libritos de guía turística (en el idioma que sea), jeje.
Me gustaría, siguiendo con el ejercicio de proyección imaginaria, que imaginaseis un autobus en Vancouver al que intentan subirse dos de Cuenca provistos de sendos bocatas de chorizo de Cantimpalo... a ver si os imagináis una escena muy diferente... eh?
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