Todo comenzó allá por el año 2002, cuando un amigo por mi cumple me regaló el primero libro, simplemente porque se había leído la contraportada, y le gustó el resumen.
Su protagonista, Geralt de Rivia, es un brujo, un cazador de monstruos profesional. Entrenado desde joven dentro de la agonizante orden de los brujos, fue convertido en un mutante semi-humano de amplios poderes con sus pociones y hechizos.La portada no era gran cosa, y la verdad, esa palabra "mutante" me tiraba un poco para atrás, es por eso que tardé un poco en empezar a leerlo. Pero finalmente empecé, y amigos que gran decisión, fue un gran impacto, pues la manera en la que está narrado era hasta entonces inédita para mi. Ese lenguaje chabacano en los diálogos, esos personajes ciertamente grises eran totalmente novedosos. Además se leía fácilmente, pues el libro era una sucesión de relatos cortos, entre los cuales, se encuentra la semilla de lo que será la historia que más adelante, concretamente en el tercer libro de la serie, comienza a hilvanarse.
También destacaba en este primer libro algunos guiños a historias populares, como Blancanieves o la Bella y la Bestia, que aunque más sutiles, han permanecido en el resto de los libros.
No quiero dejar de nombrar al traductor de toda la obra, pues aunque tuvo algunos problemas en los últimos libros, finalmente consiguió terminar todo. Y el mérito de conseguir llevar a nuestra lengua de manera tan magistral ese tipo de diálogos, y de lenguaje, le hace merecedor de las más altas glorias honoríficas.
Además de lo antes mencionado, están los personajes, entre todos los libros el elenco de personajes es sencillamente fabuloso, todos con sus diversas facetas, ninguno de ellos monocromático o lineal, y la mayoría de ellos desarrollados hasta el final, algunas veces desgraciado, y otras afortunado.
Los que más me gustaron a mi, aparte de Geralt, por supuesto, serían el magnífico juglar conocido como Jaskier, luego Milva, Angouleme, y Regis, de entre los amigos que forman una especie de compañía de aventureros junto al brujo(PJs claramente, dado lo variopinto del grupo), también me encantó el malvado cazarrecompensas Bonhart, una especie de Boba Fett pero en chungo. Otro gran ejemplo de personaje carismático, sería el enano Yerpen Zigrin, otro gran amigo del protagonista y que pese a que no aparece tanto como los demás, tiene algunos momentos realmente delirantes. Insisto, estos son los que más me han marcado, pero a lo largo de los ocho libros de la saga aparecen un buen montón de grandes personajes.
Os transcribo aquí un claro ejemplo de lo arriba explicado, un extracto del último libro, que por ser el más reciente, es de los que más frescos tengo:
[...]La pega más grande que puedo encontrar a la saga, es la falta de material adicional de apoyo al fan, me encantaría ver mapas, ilustraciones de los personajes, de los objetos, de los lugares, o de las escenas memorables de los libros. La mayor parte de este material (juego de rol, película, serie de TV, cómics) viene de fuentes polacas, por lo que es complicado buscarlo para un ateo de ese lenguaje, como yo. Algo de material se puede encontrar también gracias al juego de ordenador que salió hace unos años ya (y que recientemente he adquirido). Pero todo ello se torna escaso, para un auténtico seguidor de la saga. Esperemos que la traducción al inglés (por ahora sólo están las dos primeras novelas), así como la segunda parte del videojuego, completen la apertura al mercado anglosajón, haciendo crecer el número de fans, y con ello todo lo que alrededor de ellos órbita.
El verdugo se acercó y, siguiendo una antigua tradición, se arrodilló ante el reo e inclinó la cabeza encapuchada.—Dadme vuestro perdón, buen hombre —le pidió en tono sepulcral.
—¿Yo? —Jaskier se sorprendió—. ¿A ti?
—Aja.
—Y una polla.
—¿Eeeh?—Que no te perdono en la vida. ¿Por qué te iba a perdonar? ¡Ya lo habéis visto, el tío cachondo! Me va a cortar la testa dentro de un segundo, ¿y yo le tengo que perdonar a él? ¿Os estáis quedando conmigo, o qué? ¿En tal situación?
—Pero, ¿cómo podéis decir eso, señor? —se quejó el verdugo—. Pero si, según nuestras leyes... y, de acuerdo con la tradición... el condenado debe, ante todo, perdonar al verdugo. ¡Buen señor! Perdonad mi culpa, disculpad mi pecado...
—No.—¿No?
—¡Que no!
—Yo así no me lo cargo —anunció con pesadumbre el verdugo, poniéndose de pie—. Si no me perdona, el hijo de tal, no vamos a ninguna parte.
—Señor vizconde. —El alguacil que había leído la sentencia cogió a Jaskier del codo—. No lo hagáis más difícil. Toda esta gente está aquí reunida, esperando... Tened la bondad de perdonarle, en vista de que lo ruega con tanta gentileza...
—¡Que no le perdono y punto!
—Maestro sayón —el alguacil se acercó al verdugo—, ¿y si lo decapitáis sin que os dé su perdón? Yo os recompensaré...
El verdugo, sin decir nada, extendió la mano, grande como una sartén. El alguacil suspiró, se llevó la mano a la talega y depositó unas monedas en la palma de la mano. El verdugo las observó por un momento y después apretó el puño. A través de la abertura de la capucha sus ojos brillaron con muy malas intenciones.
—Vale —dijo, guardándose el dinero y dirigiéndose al poeta—. Venga, arrodillaos, so tozudo. Colocad la cabeza en el tronco, so capullo, también, cuando quiero, puedo ser un capullo. Os voy a cortar al segundo intento. Y, si se me da bien, al tercero.
—¡Os perdono! —gritó Jaskier sin tardanza—. ¡Os perdono!
—Gracias.
[...]
Desgraciadamente, la manera en la que me leí las novelas no es la más recomendable, pues están muy espaciadas en el tiempo, y por lo tanto cuando leía uno no me acordaba de lo que había pasado en el anterior, es por ello que me estoy planteando releerlo otra vez, todo seguidito. Claro que son ocho libros, en fin, ya veremos. Vosotros aún estáis a tiempo, leedlo de un tirón, sobre todo a partir del tercero.
Bueno, pues lo dicho lectura recomendadísima, sobre todo ahora que ha terminado. Además la publican dos editoriales distintas al mismo precio, Bibliópolis y Alamut, cada una con sus portadas y eso. Podéis prescindir totalmente del truño ese que intentan colarte, en Bibliópolis, con el libro del Camino sin Retorno, del mismo autor, y que no tiene absolutamente nada que ver con la saga que nos ocupa. Y si no, armándose con un poco de paciencia, no tardarán en salir versiones de bolsillo a precios más asequibles para la gente honesta y tal.
Os pongo a continuación las referencias completas, para que busquéis las novelas, en vuestras tiendas, o bibliotecas favoritas.
Autor: Andrzej Sapkowski
Traducción: José María Faraldo
Editoriales: Bibliópolis / Alamut
Títulos:
- El Último Deseo
- La Espada del Destino
- La Sangre de los Elfos
- Tiempo de Odio
- Bautismo de Fuego
- La Torre de la Golondrina
- La Dama del Lago Volúmenes 1 y 2.
[...]–Gyllenstiern -dijo Yarpen Zigrin, un enano rechoncho y barbado, mientras dejaba caer un enorme y resinoso tocón que había traído del bosque-. Un currutaco arrogante. Un guarro bien gordo. Cuando nos unimos a ellos, va y viene a mí, la nariz hasta las nubes: eh, eh, recordad las cosas, enanos, quién manda aquí, a quién hay que obedecer, aquí, el rey Niedamir manda, y su palabra es ley y dale. Me levanté y le oí, y pensaba que iba a decirles a mis mozos que le tiraran al suelo y que me le iba a mear en la capa. Pero me retuvo, ¿sabéis?, el pensar que otra vez iban a decir por ahí que si los enanos son malos, que si agresivos, que si hijos de puta y que si no es posible la… cómo se dice, joder… la coensistencia, o como coño se diga. Y que otra vez iba a haber algún pogromo en algún pueblo. Le escuché, muy fino yo; movía la cabeza.[...]Lamento la extensión de la entrada, pero la obra así lo merece, ¡Salve majos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario