Este pequeño puente, primero del año, hemos aprovechado mi media mandarina y yo, para escapar de esta ciudad infernal con destino a La Rioja, y la verdad es que ha estado muy bien.
Yo he vuelto con fuerzas renovadas, y con la idea de tomarme las cosas con más tranquilidad en general, porque en realidad, nada es tan grave como para tomarselo a la tremenda (sobre todo de mis supuestos problemas).
Además de relajarnos, hemos visto paisajes y lugares interesantisimos que han hecho volar mi imaginación.
Solitarios monasterios rodeados de vegetación, envueltos en un silencio abrumador que te hace pensartelo dos veces antes de entrar en la oscura iglesia, con siniestras figuras vigilantes en los pórticos.
Aparte de estos lugares totalmente fantásticos, hemos comido bastante bien (somos un par de zampones).
Y ahora un poco de publicidad:
Debemos destacar el sitio donde pasamos las noches, Hospedería La Calera, junto a San Millán de la Cogolla. Los dueños son muy majos, la comida no está mal, y las habitaciones tienen encanto y maravillosas vistas, aparte de una bañera de hidromasaje, jur, jur.
Y como mención especial, un restaurante donde comimos y conocimos al dueño, El Comercio en al pueblecito de Badaran. Esto fue impresionante, todo se resume con el galardón de las tres B's que la guía McKlow otorga solo muy de vez en cuando: Bastante, Bueno y Barato. Además el dueño era simpático, y amable, estuvimos charlando con el como una hora. Curiosísimo. De visita obligada si pasais por la Rioja, no os atenderán vestidos con el traje tradicional, no usarán platos enormes de fina porcelana, primorosamente adornados con girnaldas y florecillas, la comida no vendrá aderezada con extrañas salsas agridulces de estramboticos colores desconocidos. No, nada de eso, platos blancos, camarero normal, pero mucha comida y rico, rico.
Otro descubrimiento del mismo restaurante, la tarta de cuajada, solo comparable con el flan de queso que descubrimos en Asturias hace unos años. Acojonante!
Bueno, pues eso, mucho campo, mucha agua, mucho verde, tranquilidad y buena comida, ¿que más se puede pedir?
Pues me alegro mucho chicos!
ResponderEliminarEspero que este buen rollo también se contagie, aunque me temo que es una cualidad que sólo tiene el mal karma.
A ver si nos vemos prontito. Tras la lectura del garito este, se me ocurre que montemos una comida en Collado Villalba. Me comprometo a hacer la reserva en un restaurante que conozco y que quizá pueda entrar en la Guía McKlow...
Contad con mi brazo, caballero
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